¿Es competitiva la industria nacional?
Seguramente gran parte de quienes se formulen esta pregunta responderán por la negativa. Sus fundamentaciones apuntarán, principalmente, al diferencial de precios o calidades con productos similares extranjeros. Los más inmersos en el proceso productivo pondrán el énfasis en el desfasaje tecnológico del sector manufacturero, la falta de capacitación o el espíritu poco innovador de nuestro empresariado. Sin embargo, en este como en tantos otros temas económicos, es necesario comenzar separando ideología de realidad.